«Cuando en el mundo aparece un genio verdaderamente original, los hombres se apresuran a desembarazarse de él. Para alcanzar este objetivo disponen de dos métodos. El primero es la supresión. Si no da resultado, adoptan el segundo método (que es mucho más radical e ignominioso): la exaltación; lo colocan en un pedestal y lo transforman en un dios»
Lu Xun, Introducción a Los dichos de Confucio
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