Las políticas de los subsidios
no dejan de ser un fracaso en si misma, las personas quieren sentir que son utilices
, que se sostienen por si misma y que contribuyen al bien común.
No se quiere subsidios,
se quiere trabajo y sigue faltando generosidad social, falta de imaginación, apertura
a nuevos caminos, acuerdos entre empresas y trabajadores, 400 € puede poner el
estado y otros cuatrocientos la empresa
y sale un salario de 800 €. El trabajador no esta excluido y la aportación vale
para algo.