Cada época, cada cultura, cada
costumbre y tradición tienen su estilo, tiene sus ternuras y durezas
peculiares, sus crueldades y bellezas; consideran ciertos sufrimientos como
naturales; aceptan ciertos males con resignación.
La vida humana se convierte en
verdadero dolor solo allí donde dos épocas,
dos culturas, se entrecruzan.
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