Cada vez más, muros en la vida cotidiana, los viajes por edades, por
tendencias sexuales, los estudios, la política, la convivencia entre las
personas.
Todo lo que nos separa empobrece, todo lo que no sea mezclarnos unos con
otros, por edades, por opiniones, por
cultura, por religiones, por pueblos. Todo
lo que no sea aceptarnos unos a otros como somos ayudarnos a realizarnos respetarnos,
no herirnos. Nos entristece y hace de nuestra vida un pozo de oscuridad, un
elixir amargo que convierte nuestro día a día en rutinario, desesperanzado, sin
alegría, falto de razones para ser feliz. Todo lo que no sea mezclarnos, en todos los parámetros de la vida, económicamente, culturalmente, social mente,
espiritualmente nos hace infelices
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