Alguien que sabe que siempre
sospechan de él, que lo juzgan sin compasión,
que no lo aman de manera incondicional, preferirá
guardar sus secretos, esconder sus caídas y
debilidades, fingir lo que no es. En cambio, una
socidead donde reina una básica y cariñosa confianza,
y donde siempre se vuelve a confiar a pesar
de todo, permite que brote la verdadera identidad
de sus miembros, y hace que espontáneamente se
rechacen el engaño, la falsedad o la mentira.
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