Aquellos padres que proyectan en sus
hijos sus aspiraciones y sus proyectos, aquellos que lo utilizan para su
interés personal, que los ponen a trabajar siendo pequeños, que lo utilizan
para remover sentimientos y emociones , como elementos arrojadizos dentro de
sus matrimonios, que lo utilizan social , económica y políticamente , que
orientan sus pasos para su interés personal , sin considerar el derecho a la intimidad de sus hijos, el
derecho a elegir su camino , el derecho a ser protagonistas de su vida sin
interferencias , salvo aquella que corresponde a los padres , educarlos,
protegerlos y garantizarles una vida digna. Intervenir en sus vidas más allá de
los límites que tenemos los padres que no es otra que acompañarles para que
encuentre su camino y sean plenamente felices y se realicen como personas, no
deja de ser siempre un atentado contra los hijos moralmente reprobable y
reprochable hacia todos aquellos padres que lo practiquen, que no merece el apoyo y la aprobación de la sociedad y que
debe ser corregido y cuando menos motivo de reflexión y actuación para corregir
estas actitudes atentatorias.
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