No existe peor pobreza material que la que no permite ganarse el pan y
priva de la dignidad del trabajo. El desempleo juvenil, la informalidad y la
falta de derechos laborales no son inevitables, son el resultado de una previa
opción social. Tenemos que sacrificar una generación de jóvenes, descarte de
jóvenes, para poder mantener y re-equilibrar un sistema en cuyo centro está el
dios dinero y no la persona humana
Papa Francisco
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