La riqueza impone al
rico severas leyes: La riqueza quiere ser conservada y cultivada, Toda disminución es contraria a su
ley íntima específica. Demanda cuidado y solicitud día y noche, e impele a la
persona a la tacañería y la codicia y, en caso extremo, incluso a actuar sin
escrúpulo. La riqueza es un señor severo
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