Una vez más el Rey toma
la delantera e indica el camino.
El Rey se va, abdica y
con este gesto lo dice todo, termina un tiempo y comienza otro, la reforma de
nuestra sociedad exige profundidad institucional, generosidad, reforma constitucional, un nuevo pacto y marco de convivencia.
Es la hora de una nueva generación que tiene que decir cómo quiere convivir los
próximos cincuenta años. Como se hizo con la transición
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