Es conveniente escuchar
a los jóvenes y a los
ancianos. Ambos son la esperanza de los pueblos. 
Los  ancianos aportan la
memoria y la sabiduría de la experiencia, que invita a no repetir tontamente
los mismos errores del pasado. 
Los jóvenes nos llaman a despertar y
acrecentar la esperanza, porque llevan en sí las  nuevas tendencias de la
humanidad y nos abren al futuro, de manera que   no nos quedemos
anclados en la nostalgia de estructuras y costumbres que  ya no son cauces de
vida en el mundo actual.
Papa Francisco 
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