Escucho, palabras rimbombantes, pero vacías, discursos bien escritos pero que no se los cree quien lo pronuncia. Palabras vacías de aquellos que hace dos días podían haber sido coherentes y hoy, sin una renovación real y seria, que tiene que venir de una autocritica profunda, no de palabras, sino de hechos, que han permitido la degradación social de España , por su falta de firmeza . Estoy harto de palabras .
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