Que a los funcionarios se les bajaría el salario un 5%, que la jubilación seria a partir de los 67 años, que el paro aumentaría hasta 5 millones de personas.
Una cosa es prometer y otra es dar trigo. Las personas no son ideológicas, las personas son personas y buscan en la política soluciones a sus realidades cotidianas, sería bueno no agredir a las personas, con falsas promesas, con miedos contra su estabilidad social o económica, con la sola intención de ganar unas elecciones o no perder demasiados diputados. Sería bueno no violentar el espíritu de los más débiles, de los más necesitados, con desesperadas promesas, con debates estériles
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