domingo, 4 de septiembre de 2011

SOMOS CAPACES


Somos capaces de despellejar  al hermano, al conocido, al amigo, al compañero con nuestros comentarios y juicios. Y no somos capaces de corregirnos unos a otros.De decirle al otro con franqueza lo que no compartimos, no entendemos . Por dos razones, una por qué no tenemos la valentía de decir al otro lo que tiene que corregir o aquello que vemos que no hace bien y se equivoca según nuestro entender y la otra porque no se tiene la humildad necesaria para aceptar las correcciones. Sin humildad no se puede mejorar nada.   

1 comentario:

  1. El que corrige tiene que saber que no está en posesión de la verdad absoluta, ya que ésta no existe. El que corrige debe saber que hay muchas formas de hacer las cosas y que la suya no tiene porque ser la mejor, puede que sea la más habitual y mayoritaria, pero tampoco eso sienta cátedra ni es inamovible, pues sí eso hubiera sido así durante la evolución del hombre, no hubiéramos llegado hasta donde hemos llegado hoy y aún pensaríamos que la tierra es plana, ya que eso era lo que pensaba la "mayoría". El que corrige pide humildad al corregido, pero la humildad debe a ir en las dos direcciones, pues si no el que corrige parece pedir humillación más que humildad pues el primero se cree que está en poder de la razón y el corregido se debe prostar ante su "sabiduría", pero nadie sabe más que nadie, cada uno en nuestro sector sabemos lo que sabemos. Si lo que se quiere es avanzar el que corrige más que corregir debe proponer, razonar y llegar a un consenso. Si el que corrige pide humildad pero él no se muestra humilde, más bien quiere humillar ya que lo qué pretende entonces es imponer su criterio y su manera de hacer y con su actitud dice de una manera subliminal "eso siempre se ha hecho así" "llevo más tiempo que tú" "quién eres tú para cambiar las cosas" " con lo agusto que estábamos sin ti". Y se llega a la exclusión sólo por pensar y ser diferente, pero el/los exclusores no pretenden buscar hacerlo mejor sino seguir como hasta ahora. En definitiva que el que corrige que se tome su propia medicina y sea humilde, entonces y sólo entonces que pida humildad, seguro que la recibe. Las palabras mueren el ejemplo arrastra.

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